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Sociedad

Cali se viste de blanco: La Marcha del Silencio como clamor de unidad y paz

Redacción
Redacción |

En la mañana del 15 de junio de 2025, miles de caleños se congregaron en una manifestación pacífica que marcó la ciudad: la Marcha del Silencio. Vestidos de blanco y portando banderas, carteles y globos, los participantes enviaron un mensaje inequívoco de rechazo a la violencia y de solidaridad con el senador Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado reciente. La movilización, capturada de manera emotiva a través del lente de El País, inició en el Parque Panamericano y se extendió hasta la emblemática Plazoleta Jairo Varela, recorriendo con calma y dignidad las calles de Cali.

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El recorrido de la marcha no solo fue una demostración visual de unidad, sino que también se tradujo en actos simbólicos de apoyo y reivindicación. Frente a la Biblioteca Departamental, cientos de ciudadanos entonaron el himno nacional mientras alzaban carteles con mensajes que evocaban el valor del silencio como espacio para el encuentro y la reflexión. Durante el trayecto, consignas como “Fuerza, Miguel” resonaron en cada esquina, ejemplificando la esperanza de una sociedad cansada de la violencia y comprometida en restaurar la paz en el país.


La diversidad de los asistentes subrayó el carácter inclusivo de la movilización. Familias, jóvenes, adultos mayores y representantes de diferentes corrientes políticas se unieron en una convocatoria que trascendió las diferencias ideológicas. En palabras del congresista Christian Garcés, la marcha fue una demostración de unidad sin distinciones económicas ni sociales, resaltando que “estamos manifestándonos unidos, por nuestro país”. Asimismo, durante la jornada se protagonizó una emotiva oración colectiva, dirigida por un sacerdote, en la que se aceptó el ruego por la pronta recuperación del senador y se invocó a la reconciliación nacional.


La movilización caleña se sumó a un acto nacional que involucró a diversas ciudades, desde Bogotá y Medellín hasta Barranquilla, en una jornada de protesta simbólica en contra de la violencia y de favor a la democracia. En Cali, la marcha se destacó por su organización y por la amplitud de la convocatoria que, a lo largo de varias horas, evidenció el anhelo ciudadano de un país sin miedo y sin violencia. La imagen de calles atiborradas, ciudadanos en silencio y banderas ondeantes quedará en la memoria como un llamado a la paz y al diálogo en tiempos de crisis.


Mientras Cali y el resto del país procesan el dolor de un atentado reciente, la Marcha del Silencio deja un mensaje potente: en la adversidad, el silencio puede transformarse en el lenguaje elocuente de una ciudadanía reunida en defensa de la vida y la paz. Este acto se convierte en un hito que invita a la reflexión y a la construcción de un futuro en el que la violencia sea sustituida por el entendimiento y la solidaridad.

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